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Le
colonias Griegas
La admiración para el arte griego tiene raíces lejanas. Incluso los
Romanos, cuando en el siglo II a.C. conquistaron militarmente Grecia, se
quedaron fascinados por el arte y la cultura del pueblo griego. Se llevaron
muchas estatuas a Roma para hacer copias, que acabaron por adornar las viviendas
de la nobleza y son justo esas copias romanas de las esculturas griegas las que
nos permitieron conocer las obras maestras, que, de otra forma, se perderían
para siempre. Del famoso Discóbolo de Mirón por ejemplo, se conservan dos
copias en Roma.
Grecia siempre ha demostrado su liderazgo en la escultura y las
estatuas griegas, como el famoso discóbolo
anteriormente citado, la Auriga de
Delfos, los Bronces de Riace para poner unos ejemplos, unen fuerza,
gracia, agilidad. En el siglo X a. C. asistimos al nacimiento de un arte nuevo,
que ya no es condicionado por la religión y por las dinastías del Oriente
próximo. Las primeras estatuas se produjeron en el período arcaico, alrededor
del VIII y el VII siglo a.C., cuando se imitaban las estatuas procedentes de
Egipto que se comerciaban con intensidad. Tras copiar las estatuas egipcias por
un siglo, los griegos empezaron a asignar a las estatuas sus gustos personales,
haciéndolas más realísticas. Para entender mejor esta sucesión, es recomendable
visitar el Museo arqueólogico nacional de Atenas, si es posible con un
guía, que os explicará la evolución de la reperesentación humana en la escultura.
La figura humana, al hacerse cada vez menos estilizada, se asocia a motivos
ornamentales de decoración fantasisosa como esfinges, leones, palmeras. La
escultura incorpora la figura masculina desnuda y la femenina vestida, el
kouros y la kore, señal de la búsqueda de la belleza y de la armonía
siempre presentes en el arte griego. Con el pasar del tiempo, la escultura
intenta representar los estados del alma y con modelos más suaves alcanza el
primer desnudo femenino con Praxíteles (Venus de Cnido).
Otra
forma de arte tradicional griego es la pintura sobre jarrones (ceramografía)
que se desarrolla desde el período arcaico a partir de la técnica de las figuras
negras y de las figuras rojas con fondo negro. El arte de los jarrones alcanzó
el apogeo durante el siglo V a.C., cuando atrajo a los mejores artistas que
deseaban expresarse con esta técnica nueva y fascinante. Se puede afirmar que
estos artistas sentaron las bases de los artes representativos que florecerían
sucesivamente en toda Europa.
Si duda, el campo artístico en el que Grecia es líder es la arquitectura.
El templo, en principio siempre inspirado a las estructuras egipcias se
convierte en el modelo peculiar y autónomo griego durante el siglo VI y V, tanto
en la Magna Grecia como luego en el continente. A diferencia de los
egipcios que esculpían la piedra, los griegos utilizaban la roca calcárea, y,
sucesivamente, el mármol. Famosos son el templo de Hera y Zeus en
Olimpia,
Apolo en Corinto, y en
el mundo los templos griegos de Paestum, Selinunte y Agrigento de orden dórico.
Incluso quien no sabe nada de arquitectura sabe que hay dos órdenes
principales, o tipos de columnas, el dórico y el jónico. El nombre
dórico procede de los Dóricos y la primera características que hay que
tener en mente de este estilo es que las columnas suben directamente del suelo y
no tienen una base; las columnas, además, quedan muy cerca las unas de las otras.
El orden jónico en cambio no tiene su origen del mar Jonio sino de Jonia,
el nombre antiguo con que se llamaba la parte occidental de Asia menor, que
coincide con la actual Turquía. Las columnas jónicas quedan más lejanas las unas
de las otras y están dispuestas encima de una pequeña base; la cabeza de la
columna, llamada capitel, era más elaborado que en el más sencillo estilo
dórico. Templos de este tipo se encuentran sobre todo en Turquía en Éfeso y
también en la
Acrópolis de Atenas.
El templo por excelencia, el más famoso el mundo, el
Partenón combina
tanto columnas dóricas como jónicas. Para comprender la belleza originaria del
Partenón observen el modelo en escala situado en el Museo arqueológico nacional
de
Atenas. Junto con el sudor de las millares de obreras que trabajaron para
producir una obra maestra de ese cálibre, recuerden que su genio inspirador fue
Fidias, el mejor escultor de su época. Fidias vivió en la época clásica
y a él se atribuye la decoración de Partenón junto con Ictinos.
La expansión del arte griego llega a Oriente Medio, Egipto y Roma, llevando
consigo el cultivo del individualismo que se sostituye a los antiguo
ideales: el verismo de los retratos y de las caricaturas, la gracia y la
naturaleza acaban por dominar el fantástico y el estilizado. Los templos
dípteros de orden corintio y el aspecto monumental de la ciudad (las
Ágoras
cerradas con peristilos marmóreos en Atenas
y Cnido) se remontan a este período.
En la pintura Grecia no tuvo pintores de resonancia mundial, el único
artista conocido en todo el mundo es El Greco, nacido en 1541 en Creta.
Este famoso pintor trabajó sobre todo en Italia y España, y acabó por
considerarse principalmente un artista de la escuela española.